miércoles, 30 de julio de 2008

Vida

A veces cierro los ojos fuerte mientras lloro para ocultar el hecho del llanto. Me oprimo los cuencos, fuerte, de una manera feroz con la palma de las manos pero el agua salada comienza a caer por cualquier rincón, como fuente de vida de sensaciones que no quieren quedar apagadas dentro, quieren explorar un exterior que nunca les fue visibles.Lo que ellas no saben es que el mundo que imaginan, que imagine yo para ellas, no es tangible.
Así que mueren, fallecen, caen o desparecen a causa de la fricción, son chafadas, aplastadas, devoradas, secadas, y seguro que gritan asustadas, lamentando haber surgido.
Os juro que yo no quise que cosa tan delicada fuera tan efímera... y por eso cada vez que sé que ellas intentan salir me oprimo las palabras, los pensamientos, alzo las manos al cielo e imagino el blanco para incorporarlo en el pensamiento, pero cuando cierro los ojos fuerte, ferozmente sé que será inevitable.
El funeral de la ilusión.

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